lunes, 21 de julio de 2014

Nicolás Riera: "La sensación de deslizarte es adictiva"

Fanático del snowboard, el actor y ahora también conductor admite su debilidad por las emociones fuertes y por las pistas argentinas.


¿Recordás cuando fue tu primera vez arriba de los esquies?
Mi primera vez fue a los 6 años en Chapelco, y me fascinó. Fue algo impresionante, porque a esa edad no le tenés miedo a nada, te tirás por cualquier lado, sos de goma. Creo que arrancar de chiquito hace la diferencia en este deporte.

Desde entonces, ¿con qué frencuencia volvés a las pistas?
Aprovecho cada oportunidad que se presenta. Ahora tal vez un poco más, porque me invitan. En 2013 fue como tres semanas, con distintos amigos. Después tengo épocas en que estoy con mucho trabajo y por ahí pasan dos o tres años que no voy. Entonces se empiezan a acumular las ganas.

¿Practicás algún estilo en particular?
Cuando empecé se esquiaba con los pies más juntos, paralelo corto, pero ahora todo cambió y se esquía con los pies más abiertos.

¿Qué centros tuviste oportunidad de conocer?
De América del Sur estuve en Las Leñas, Chapelco, Bariloche y La Hoya. En Chile conocí Valle Nevado, El Colorado y La Parva. Después, en Italia, en la frontera con Austria, fui a probar uno que se llama Dolomiti, donde aprendí lo que es realmente el frío. Acá en la Argentina estamos acostumbrados a esquiar como di fuese en primavera. Esquiar con sol y calorcito es un placer, pero allá hacía mucho frío. 

¿Cuál es tu centro de esquí favorito?
Creo que es muy difícil elegir, porque cada uno tiene algo en particular que lo hace atractivo y está bueno ir rotando. Por ejemplo, los bosques de San Martín de los Andes son lindísimos; Las Leñas tiene unas pistas larguísimas, pero no tiene un solo árbol. Bariloche tiene muy buenos medios. Es muy lindo esquiar en la Argentina.

¿Practicaste alguna vez alguna otra disciplina de nieve?
Arranqué esquiando, pero ya en la adolescencia me pasé al snowboard. Ahora estoy justo en una etapa de querer volver al esquí. Siento que el snowboard tiene una fluidez que es más apropiada para un adolescente, pero a medida que vas creciendo el esquí es la técnica para toda la vida.

¿Cómo te fue?
Y, como yo hacía un poco de skate y de surf, me subí y anduve. La primera semana me caía cada dos minutos, pero después ya me podía tirar por cualquier lado. A diferencia del esquí, en el snowboard es más fácil pasar de andas, a andar muy bien. 

¿Qué le dirias a un principiante a la hora de debutar con los esquies?
Primero, que tome clases, porque al tratar de aprender solo tomás vicios que después no son fáciles de sacar. Hay reglas básicas para empezar, como el control de la velocidad y la posición, que son la base para moverse por toda la montaña.

¿Te pegaste algún golpe muy doloroso?
Si, una vez en los bosques de San Martín de los Andes. Habíamos hecho una rampa para saltar haciendo snowboard. Cuando caí pegué con la muñeca en el piso y me rompí un hueso.

¿Qué es lo que más disfrutas de esquiar?
Principalmente creo que es la conexión con la naturaleza. Por lo general los cerros te regalan una vistas maravillosas de montañas, lagos y bosques, con el sol o el viento que te pega en la cara. Y también, la sensación de deslizarte, que es adictiva. Hacés una bajada y querés subir rápido para tirarte de nuevo. Y así todo el día.

¿Alguna otra pista que te gustaría conocer?
Me encantaria conocer algún centro en Estados Unidos, como Aspen.

RÁPIDO Y FURIOSO
Mi vieja me recuerda siempre la primera vez que esquié, en Chapelco. Cuando el cerro estaba cerrado, me mandé por el caminito hasta la base y me crucé con uno de los que cierran las pistas. Como jugando empezamos a bajar juntos, rapidismo. Llegué en dos minutos. Al rato cae mi mamá toda embarrada. Como era mi primera vez se asustó y se mandó a campo traviesa, fuera de pista, para alcanzarme y que no me pasara nada, pero se llevó puestas unas plantas. Llegó toda embarrada y nerviosa. Y yo, abajo, como si nada. Hasta hoy me lo recuerda.


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